La intensificación de procesos para producir vacunas ante Covid-19 Copiar al portapapeles
POR: Luis Moctezuma
27 julio, 2020
El avance del virus SARS CoV-2, causante del Covid-19 continúa. Los casos confirmados de contagios en el mundo al día de hoy, lunes 24 de julio son 16,264,048, según datos de la Universidad Johns Hopkins. Por ahora la Organización Mundial de la Salud (OMS) da seguimiento a 166 vacunas que se desarrollan contra el virus. Una vez que se tenga una o varias que hayan mostrado su efectividad el siguiente reto será producirlas a gran escala. Para el magnate informático Bill Gates lo más probable es que una dosis no sea suficiente y estima que serán necesarias más de 7 mil millones de vacunas en todo el mundo, una cifra difícil de alcanzar. Ante este panorama se trabaja ya en la intensificación de procesos.
¿Cómo producir vacunas para todos?
El costo de poner en marcha una planta de producción de vacunas monovalentes en Estados Unidos es de entre 50 y 500 millones de dólares, esto de acuerdo a un estudio publicado por la revista Vaccine en 2017. Para uno que fabrique vacunas polivalentes el precio se eleva hasta los 700 millones de dólares. Bajo estas condiciones muchas naciones quedarían sin la posibilidad de producir las vacunas que necesita su población.
“Las inequidades inherentes a la producción de vacunas, que siempre son un problema importante, alcanzan una enorme gravedad cuando el acceso mundial a una vacuna eficaz resulta vital, como ocurre en la pandemia de COVID-19 en curso”, afirma Erin Sparrow, experta en enfermedades infecciosas de la OMS.
Además del costo, la fabricación de vacunas suele ser lenta. De acuerdo al mismo estudio publicado en Vaccine el tiempo requerido para construir y certificar una fábrica de vacunas polivalentes es de 7 años. ¿Cómo lograr que las vacunas se produzcan en poco tiempo y de acuerdo a las posibilidades económicas de todos? Ya se tienen algunas propuestas alrededor del mundo para solucionar este problema.
De manera general, una solución es la “intensificación de procesos”, que se resume en dos conceptos clave: densificación y encadenamiento. En términos sencillos, consiste en reducir el espacio requerido para producir las vacunas y evitar el corte (y en consecuencia las pausas) entre distintos procesos de la fabricación de vacunas. Con equipos más pequeños y capaces de realizar varias acciones consecutivas la elaboración de vacunas se vuelve más accesible.
Un ejemplo de densificación lo da Univercells. Esta compañía biotecnológica con sede en Bélgica desarrolló un biorreactor de 50 litros con una matriz tridimensional de fibras de polietileno, en ella es posible cultivar los mismos volúmenes que en un biorreactor tradicional de 1,000 litros. Al ser pequeño también es menos exigente en cuanto a su contenedor; se puede colocar en un armario de bioseguridad o en un contenedor estéril llamado aislador, lo que evita la necesidad de construir “salas limpias” de gran tamaño y a un costo elevado.
Otro ejemplo es de Batavia Bioscience. Esta empresa de origen holandés también recurre a la intensificación de procesos. Esta empresa cuenta con una plataforma que permite un proceso semicontinuo agilizado. “En el procesamiento semicontinuo, el producto de una etapa pasa de forma casi continua a la siguiente etapa, sin esperas” menciona Ahd Hamidi, Directora de Proyectos Mundiales de Salud de Batavia. “Un proceso que habitualmente requiere una semana puede realizarse en unos días, lo que reduce los costos operativos”, agrega.
Tanto Univercells como Batavia trabajan con la Fundación Bill y Melinda Gates desde 2016. Su objetivo es diseñar tecnologías para fabricar vacunas mediante plataformas que reduzcan el costo. Idealmente deberían obtener un precio de producción por dosis de 15 centavos de dólar y alcanzar la capacidad de producir 40 millones de dosis anuales.
El primer resultado alentador de estas dos empresas surgió tras un par de años de trabajo. En conjunto diseñaron un proceso para fabricar vacunas antipoliomelíticas Sabin con virus inactivados. En cuanto a la capacidad de producción consiguieron su objetivo, alcanzaron los 40 millones de dosis. Sobre el costo quedaron por encima de su meta, ya que se llegó a 30 centavos de dólar por dosis, aún así, es un precio 5 veces menor al que paga actualmente el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF).
Lo anterior es sólo un ejemplo de los esfuerzos que se hacen a nivel mundial para producir vacunas de forma accesible, pero existen otras propuestas en el mundo. Entre ellas se encuentra Cytiva, un proveedor de tecnologías y servicios que desarrolló una planta modular prefabricada; esto reduce el tiempo para que comience a operar en 14 a 18 meses. Otro ejemplo es Janssen que utiliza sustratos de alto rendimiento para aumentar la producción. También está Merck que recurre a sistemas de cromatografía de membranas desechables para acelerar la producción y ahorrar espacio.
Mientras diversos equipos de investigación trabajan a ritmo acelerado para producir una vacuna que detenga la propagación del SARS CoV-2, otros se enfocan en la tecnología que hará posible su producción. Si la cifra que propone Bill Gates de vacunas es correcta, el reto para producir la cantidad de vacunas necesarias es enorme. Ya hay distintas propuestas para que tanto el tiempo como el costo de producción se reduzcan y los países con menos recursos no queden a merced de un virus que se ha convertido en el mayor reto científico de nuestros tiempos.