NASA se prepara para prolongar la vida útil de las Voyager
10 julio, 2019
Hace 42 años las sondas Voyager salieron de la Tierra, desde entonces nos han ayudado a descubrir el universo. Para este momento ya son los dispositivos creados por el ser humano que han llegado más lejos en el universo. Ambas ya rebasaron la heliosfera, que es la zona de influencia del viento solar. Su longevidad y distancia del planeta las convierten en exploradoras privilegiadas en el espacio, así que la preocupación de sus operadores es ¿cómo mantenerlas en funciones por más tiempo? La Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio (NASA) ya está tomando acciones para prolongar su vida útil.
Geriatría espacial
Así como un cuerpo humano se desgasta con el paso del tiempo, las Voyager han reducido su capacidad en los 42 años de servicio. Además, las condiciones son cada vez más complicadas. Al alejarse del sol la temperatura es cada vez más baja, lo que complica el funcionamiento de los instrumentos. Finalmente, sus reservas de combustible no durarán para siempre y es necesario establecer prioridades para canalizar la energía que queda.
Actualmente las dos Voyager se encuentran a más de 18 mil millones de kilómetros del sol. Sus sistemas requieren una temperatura adecuada para funcionar. Ahí aparece la primera decisión difícil, ¿qué instrumentos conservar y a cuáles dejar de suministrar energía. La primera prueba ha dado mejores resultados de los que se esperaba.
La Voyager 1 no ha recibido órdenes de apagar nada pero la 2 sí. El calentador del Subsistema de Rayos Cósmicos (CRS) de la Voyager 2 ya fue detenido. Apenas en noviembre del año pasado este instrumento permitió reconocer que la sonda ya estaba fuera de la heliosfera. Inesperadamente, continúa enviando datos. Antes de su lanzamiento se probó a una temperatura mínima de -45°C, para este momento trabaja a -59°C y continúa enviando información.
Para su funcionamiento las Voyager recurren a generadores de energía termoeléctrica conocidos como RTGs. Estos generadores producen calor a partir de la caída de radioisótopos de plutonio -238 y posteriormente la transforman en energía eléctrica. La energía que proveen es cada vez menos. Cada año los generadores reducen su capacidad eléctrica en 4 watts, una cifra aparentemente pequeña pero en 42 años ya representa el 40% de la capacidad original. Así, cada vez serán menos los sistemas que puedan funcionar en las 2 Voyager.
La primera en recibir apagones fue la Voyager 2 ya que tiene un instrumento más que su sonda hermana. Su equipo aún en funciones incluye, además del CRS, 2 instrumentos que estudian el plasma y un magnetómetro. La decisión de apagar el calentador del CRS fue debido a su campo limitado de observación, afortunadamente sus datos siguen llegando. En conjunto todos los instrumentos nos ayudan a conocer el espacio interestelar.
Ambas Voyager viajan en ese espacio entre las estrellas que no pertenece a ningún sistema solar. La información que nos envían es de gran utilidad para preparar a las futuras misiones espaciales que explorarán más allá de nuestro sistema solar. Por ahora la NASA prepara la Sonda de Mapeo Interestelar y Aceleración (IMAP) que se lanzará en 2024 y aprovechará los datos que siguen enviando las hermanas Voyager. Por ahora el reto es conseguir que sigan comunicándose con la tierra y enviando datos por mucho tiempo.